El evangelio de ayer Domingo de la 4ta semana de cuaresma, (pincha aquí para ver la lectura), nos hablaba sobre el ciego al que Cristo le devuelve la vista.
Este evangelio nos deja dos reflexiones extraordinarias.
La primera es no pasar de largo:
Cristo al ir por el camino ve a un ciego y se acerca a el y lo cura.
Muchas veces nosotros nos topamos con tanta necesidad, tanta gente necesita incluso de una palabra agradable, y nosotros pasamos de largo ignorándolos y haciéndonos los desentendidos.
Cristo con su ejemplo nos dice que debemos ayudar a los necesitados, ciertamente en torno a nuestras posibilidades, pero ayudar, ayudar por amor a Cristo.
Puedes Ayudar incluso con un buen trato, con un sonrisa, con cosas tan simples; ayudar a alguien con generosidad con buena gana. Busca que tus actos sean por amor.
El amor juega un papel muy importante en nuestra vida, sin amor solo se haría por hacerlo, sin ningún sentido. Mientras que si se hace por amor al prójimo toma otro sentido.
En esta primera reflexión, procuremos actuar como Cristo, imitándole en su generosidad.