Hoy me vienen a la mente muchos momentos inolvidables de mi vida, cuando pertenecía a la Hermandad de Jesús Nazareno en Escuintla.
Recuerdo con gran afecto aquellas andanzas que teníamos por ir a
arreglar con gran ilusión las andas procesionales del Nazareno escuintleco.
Para esta fecha era una corredera en la hermandad, pues teníamos que
pulir los últimos detalles para que todo estuviera listo y así poder trasladar
las andas hacia catedral.
Pero detrás de esas hermosas alegorías que con gran esfuerzo realizábamos,
había muchísimas historias y vivencias que vivíamos en los preparativos.
Recuerdo que desde que iniciábamos con la preparación era
alistarnos con materiales, y sobre todo con ganas de trabajar.
El trabajo en la hermandad me ayudo en dos factores:
El primero, en conocer más sobre mi fe, y acercarme más a las
cuestiones religiosas.
Y segundo me ayudo a ganar experiencia en la vida.
Fue una época en la que le Doy gracias a Dios por permitirme
conocerle más y mejor, ciertamente y estoy muy consciente de ello que mi vocación
no nació ahí, pero si ayudo a que se consolidara más.
Así pues que recordar este primer viernes de cuaresma todo eso me
ayuda a pedirle más a Dios por todo el trabajo que realizan para la evangelización
publica por medio de los cortejos procesionales.
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