sábado, 9 de abril de 2016

Sólo en Jesucristo encontramos sentido a nuestra vida

El evangelio para este tercer domingo de Pascua nos presenta la aparición de Jesús a sus Apóstoles, (leer aquí el evangelio). ¡Nos recalca la importancia de Jesucristo en nuestras vidas!

Cristo lo es todo para nosotros, solo en Él tiene sentido nuestra vida, solo en Él somos verdaderamente personas.

A ejemplo de los Apóstoles que después del escándalo de la Cruz, pierden toda esperanza y vuelven a su antigua vida.

Sin Cristo no tiene sentido la vida, somos infertiles, estamos vacios, al igual que aquellos hombres perdemos la esperanza y nos abandonamos a nuestras propias fuerzas, y que como es de esperar son inútiles e infecundas.

Pero aquí viene lo extraordinario, Dios sale siempre a nuestro encuentro, nos ama tanto que nos busca, no nos deja solos; Jesús llego hasta ellos y les preguntó como iba la pesca, les ayuda, les devuelve la esperanza y los anima.

Jesucristo el Señor nos quiere con Él, no de un modo egoísta, sino porque nos ama tanto que nos quiere inundar de amor. Estar con nosotros, comer con nosotros, vivir con nosotros. Y por eso termina este trozo del evangelio diciendo "sígueme" nos invita a seguirle amandonos entre nosotros, nos invita a seguirle sirviendo a los demas, nos invita a seguirle siendo como Él a tal punto de donarnos por completo como Él se entregó.

Vivamos nuestra fe, demos testimonio de nuestra fe, pero sobretodo compartamos nuestra fe, siendo cristianos de los buenos, que cometen errores pero que los enmiendan, que fallan, pero que se corrigen, que caen y que se levantan, que viven cada día con miras al encuentro con Dios. Que viven su fe en donde estén. Seamos cristianos hijos de Dios, hijos del Bien que hacen el bien, hijos del Amor, que viven el amor.

domingo, 3 de abril de 2016

Domingo de la Divina Misericordia

Hoy celebramos el día de la Divina Misericordia, este segundo domingo de Pascua, es un día muy especial. En primer lugar, porque celebramos la Misericordia de Dios para con nosotros. El evangelio de hoy (ver lecturas acá) nos habla precisamente del tema de la Fe.

La fe es el don más precioso que Dios ha dado a los humanos, el creer en Él, nos hace ser verdaderamente personas, seres humanos, nos da sentido a nuestra existencia. Pero muchas veces somos como Tomas (Apóstol) que si no vemos no creemos. «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.» (Juan 20: 25) necesitamos ver y tocar. Pero Jesús nos invita a Creer en él, a estar firmes en la fe y a perseverar: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.».

La Misericordia de Dios nos inunda, nos envuelve, nos protege. Dios está presente siempre puesto que nos ama infinitamente. Muchas veces sentimos que no podemos más. Pero Realmente Dios está ahí, porque es Él el Padre Bueno. el papá que no nos desampara, su amor es incondicional. Lo importante de todo esto es que Él Nos ama hasta el extremo de darnos a su hijo para que nos redimiera.

En este año de la misericordia. Debemos vivir como hijos de la misericordia, amándonos entre nosotros, siendo misericordiosos como Dios es misericordioso. Pero sobretodo en este año de la misericordia, debemos dejarnos amar por Dios, debemos experimentar con mayor fuerza la misericordia de Dios. Porque muchas veces no nos dejamos perdonar por Dios, que como buen padre nos espera con los brazos abiertos. (Cf. Lucas 15:20)


Vivamos pues este día y este año de la Misericordia dejándonos amar por Dios y que ese amor nos mueva a amarnos los unos a los otros sirviendo los demás, siendo verdaderos cristianos hijos de Dios. 


viernes, 1 de abril de 2016

El anuncio de la resurrección

Jesucristo ha resucitado, es el gran anuncio de nuestra fe, y por lo tanto es el gozo y la alegría que todo cristiano debe sentir. Estamos llamados a vivir como testigos de esta resurrección, esta misma nos debe mover a actuar con acciones concretas.

El gran problema de la cristiandad es muchas veces la indiferencia, el velar por nuestros propios intereses, vivir con un Cristo a nuestro modo y bien sabemos que Cristo no es a nuestro modo, nosotros debemos hacernos al modo de Cristo.

Según el evangelio de san Marcos (16, 9-15), el anuncio es dado por aquella de la cual fueron expulsados siete demonios, en significación de la plenitud del pecado. Es decir que hubo en María Magdalena un verdadero cambio de vida y es precisamente a ella a quien Cristo se muestra después de su resurrección.

Para Dios nuestra vida de pecado queda olvidada y nos regenera en la gracia y ya no recuerda nunca más lo malo en nosotros, pero por esto estamos llamados a ser fieles a esa nueva vida. Vivir como verdaderos cristianos, como verdaderos hijos de Dios.

Una de las dificultades de los cristianos es también la incredulidad, así como los discípulos que no creían que Cristo había resucitado, a pesar que los testigos les confirmaban lo que sus habían visto, ellos seguían ciegos y negando tal acontecimiento. Así somos nosotros, no nos damos cuenta de las maravillas que Dios hace en nuestras vidas y muchas veces nos encerramos en pequeños problemas que no nos hacen ver todo lo que el Señor hace en nosotros.

Por último, este trozo del evangelio culmina con un envío, es el gran envío de Jesucristo a evangelizar, que es ahora la misión de todo cristiano. Pero hoy en día más que salir a gritar por las calles con palabras, con la Biblia en la mano, debemos salir a gritar a las calles con nuestro ejemplo de vida, siendo honrados, honestos, sinceros, viviendo como verdaderos cristianos, amándonos entre nosotros y así, solo así, evangelizaremos más que con palabras.


La pascua es tiempo propicio de anunciar. Anunciemos pues que Cristo vive con nuestro estilo de vida.