viernes, 13 de abril de 2018

III Domingo de Pascua Ciclo B Domingo 15 de abril de 2018


Hemos llegado ya al tercer domingo de pascua, en el cual la liturgia de la palabra nos presenta en la primera lectura tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles, como en el segundo discurso de Pedro, que se da después del de Pentecostés, nos presenta el aposto una maravillosa profesión de fe en el Resucitado, siendo este inmediatamente después de la curación extraordinaria de un cojo, alguien que está impedido y no puede caminar. Es curioso descubrir que el autor de los hechos de los Apóstoles ha puesto bastante interés en el tema de camino y en el seguimiento, y es por eso de que hoy con este relato, quisiera el autor decirnos que la resurrección de Jesús hace posible todas las imposibilidades, ya sean estas imposibilidades físicas, así como psíquicas y morales, y nos hace comprender de que estas no son impedimento alguno para seguir el camino nuevo que se estrena especialmente en la resurrección de Jesucristo el Señor.

Respecto a la segunda lectura, tomada del apóstol San Juan, al igual que en el domingo pasado, nos insiste en los mandamientos de Jesús para vencer al pecado. Debemos descubrir que la comunidad joánica se enfrentaba con el “pecado del mundo”, y por eso al Apóstol, le abruma, y pone ante sus ojos la muerte redentora de Jesús como posibilidad excepcional de la victoria sobre el mismo. Por eso hoy debe ser para nosotros ocasión mayor de fortaleza ante las tentaciones del pecado, puesto que la luz del resucitado nos ilumina y aleja de nosotros la oscuridad del mal. Esto nos invita entonces queridos hermanos a manifestar con mayor entusiasmo la fe en el señor Jesús que resucito de entre los muertos.

En el relato evangélico de hoy, descubrimos como Jesús el resucitado, es un verdadero compañero de vida, que llega siempre a la vida de las personas, llevando consigo paz y esperanza. En esta ocasión en la aparición a los discípulos llega mostrando las llagas de sus manos, sus pies y su costado roto para indicar que Dios ha resucitado a un crucificado, que padeció por nosotros para darnos salvación, es por ello que Jesús al mostrarse con las huellas de la pasión, quiere hacer entender que no hay que olvidar que el lado oscuro de la vida, que es: la debilidad, la cobardía, la timidez, el pecado, tiene futuro, tiene salidas hacia la plenitud y que más allá de todo esto malo y oscuro hay vida, hay resurrección.

Hoy queridos hermanos, el Señor nos sigue dando esperanza y sigue resucitando a los crucificados por su pobreza, por su pecado; Dios que resucito a Jesucristo de entre los muertos, es un Padre solidarizado con las víctimas, con los perseguidos, con los juzgados, con los maltratados, y oprimidos por la sociedad, que no tienen otro defensor y que no interesan para a sociedad.

Por eso hoy descubrimos que Jesucristo el resucitado libera de la muerte a los más desdichados y vulnerables y hace justicia a los oprimidos, pues la última palabra no la tienen ni el verdugo, ni la violencia, sino el amor, es decir Dios. es así que nuestra fe se debe ver mas fortalecida ahora, pues el Señor que resucito de entre los muertos camina con nosotros y nos anima a dar testimonio de Él en este mundo, en nuestras realidades concretas, en nuestra casa, en nuestro trabajo; en donde estemos siendo cristianos testigos del amor de Dios.

Hoy Cristo, al igual que en la escena evangélica de este domingo, que comió, no se desentiende del camino humano, ni lo abandona, sigue apostando por él. Así comparte la necesidad del alimento, comiendo lo que ellos le ofrecen y tienen, siendo cercano y compasivo, dando fortaleza y esperanza.

Es así pues queridos hermanos de que ahora que vivimos y celebramos la pascua, la resurrección del Señor, debemos apuntar a la vivencia plena de la fe en Jesucristo resucitado, por eso hoy es el tiempo oportuno para dar testimonio de cómo vive Jesús dentro de nosotros, puesto que somos cristianos, un testimonio que sea vivo, realista, sincero y autentico, no un testimonio de lo que sabemos de Él teóricamente sino en la vivencia diaria de la fe. Por eso queridos hermanos, hoy es tiempo de ser maestros de vida, testigos de esperanza y testigos del valor de lo humano. Nuestra vocación es pues hermanos vivir la resurrección de nuestro Señor Jesucristo en nuestra propia humanidad, en nuestra debilidad, construyendo fraternidad, solidaridad y acompañamiento como Jesús lo hizo desde la cruz.

Por eso debemos procurar vivir con alegría nuestra condición de cristianos buscado siempre lo bueno y lo justo, para alcanzar la santidad. El papa Fráncico nos invita ahora con esta nueva exhortación apostólica Gaudate et Exultate, a vivir desde lo cotidiano nuestra condición de cristianos para alcanzar la santidad, siendo testigos del resucitado. Por ello el papa nos dirá:

Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales.
(EXHORTACIÓN APOSTÓLICA, GAUDETE ET EXSULTATE)

No nos cansemos pues queridos hermanos de buscar siempre al Señor Resucitado para que nuestra vida sea una vivencia plena del amor de Dios, que se manifiesta en los actos sinceros de cercanía, bondad y misericordia y así logremos alcanzar con la gracia de Dios la santidad de nuestras vidas desde nuestras realidades concretas, siendo hombres y mujeres de bien para nuestra sociedad.

¡Alabado sea Jesucristo!
¡Por siempre sea alabado!


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miércoles, 11 de abril de 2018

Una vida feliz


·        Al iniciar debemos preguntarnos que nos hace felices…

Para muchos la felicidad es el dinero, los carros, las cosas materiales; para otros la alegría es estar con su familia, con sus amigos, y para muchos la alegría es gozar de Dios. Hoy nosotros como cristianos debemos cuestionarnos sobre en que nos hemos esforzado mas para ser felices. Y debemos orientar nuestras vidas al Señor, ya que solo en Él nuestras vidas serán verdaderamente felices. Y que Jesucristo le da sentido a nuestras vidas, solo Jesús nos muestra la auténtica felicidad que consiste en estar y gozar de Él.

La lógica de Cristo no es nuestra lógica, ya que Jesús nos invita a una felicidad que no la da este mundo, la felicidad de Jesucristo consiste en dar y no en recibir, algo que sale de la lógica humana puesto que normalmente nos gusta más recibir que dar. Pero hoy Jesús nos invita a esta vivencia autentica de la felicidad. Dejemos que sea el mismo Jesús quien nos diga que es la felicidad:

·        Texto Bíblico
«En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo: “Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».
(Mateo 5,1-12)

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El evangelista Mateo nos presenta este discurso maravillo de Jesús en el cual nos plantea en el Sermón de la montaña una verdadera revolución. Pero no de armas ni de ideologías, sino que es una revolución que cala hasta lo más profundo del corazón humano, puesto que nos habla de la felicidad autentica, este mensaje de Jesús contradice la misa lógica huna puesto que se va por otro lado a lo acostumbrado y el choque que genera es con otro reino. Es el reino de los cielos que se levanta frente al reino del príncipe de este mundo, puesto que cada reino ha generado una civilización en nuestro mundo. Y, aunque quizá no sea tan visible, existen y están radicalmente enfrentadas. No tienen territorios ni fronteras visibles. Lo que está en disputa es el corazón humano.

Por eso queridos hermanos y hermanas reflexionar sobre el Sermón de la montaña nos ofrece entre muchas cosas la oportunidad de revisar nuestra identidad como cristianos. Por eso hoy debemos hacernos esta interesante pregunta: ¿Somos de Jesús? ¿Somos verdaderamente ciudadanos de su reino?  Si nuestras respuestas son positivas estamos viviendo verdaderamente una vida feliz ya que solo en Jesucristo nuestra vida es plena y feliz, solo Jesús nos da la auténtica alegría y solo Jesús nos hace libres y la libertad siempre es alegría y felicidad.

Es por eso que hoy nosotros estamos llamados ser felices en el Señor y a trasmitir esa alegría a los demás con nuestro testimonio de vida. desde nuestras realidades concretas. no nos cansemos pues de hacer la diferencia en este mundo transformando nuestra sociedad con nuestro estilo de vida. 

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viernes, 6 de abril de 2018

La resurrección del Señor es nuestra resurrección

Ahora que celebramos la Gloriosa resurrección del Señor Jesús de entre los muertos, es ocasión propicia para que nosotros resucitemos también con Jesucristo a un estilo de vida diferente. 

La resurrección implica un cambio radical; para nosotros los cristianos debe ser una ocasión para cambiar también de vida, dejando ya en el pasado todo aquello que no es conforme a nuestra fe. Puesto que el ser cristiano implica ser como Cristo; Esto quiere decir entonces que debemos vivir como Jesucristo, amar como Jesucristo, servir a los demás como Jesucristo vino a servir y no a ser servido (Cfr. Mt 20, 28) ya que el ser cristiano implica entrega como Jesucristo se entrego. por eso ahora que celebramos con alegría la Resurrección del Señor, debemos celebrar nuestro cambio, nuestra nueva vida, esa vida nueva que nos ha dado el Señor y en la cual nos invita a la entrega generosa hacia los demás.

Es muy fácil hablar de vida cristiana solo en el plano espiritual, que es fundamental puesto que sin una vida activa en la oración, en la participación de los sacramentos, seria imposible lo demás; pero no solo ahí se queda el ser cristianos, va mas allá; llega a las realidades concretas de nuestra sociedad, llega a los rincones mas alejados de la vida humana. el ser cristiano implica tocar el rostro suficiente de Cristo en los hermanos, atendiendo sus necesidades, auxiliandolos en sus penas y angustias, llevándoles paz y consuelo, haciéndoles pasar un momento de alegría y esperanza;. esto es pues verdaderamente el ser cristianos. 
Sin una relación fraterna con los demás no puede haber autentica vida cristiana. 
Es por ello que en este tiempo en que celebramos la resurrección del Señor, debemos acrecentar nuestra vida de oración, nuestra asistencia a la celebración de los sacramentos, para poder acercarnos con alegría y generosidad a los mas necesitados, empezando en casa para llegar a todos sin distinción alguna, siendo los instrumento de Cristo resucitado que quiere llegar a todos y amar a todos. 

Que estas fiestas de pascua sean para nosotros pues un renacer, una autentica resurrección  viviendo verdaderamente como Cristianos según la voluntad del Resucitado. 

Felices pascuas de Resurrección