Estado hoy en misa, el sacerdote hablaba sobre Jesucristo
buen pastor, pues ya que celebramos esta semana la fiesta del buen pastor, nos hacía
referencia de la misión de los pastores de guiar por el buen camino a las ovejas.
Pero el padre nos hablaba también de las iglesias domésticas, como todo
cristiano, sabemos que la casa, es decir la familia (papá, mamá e hijos) forman
una comunidad cristiana, es decir una iglesia doméstica. Pues el padre nos decía:
si la casa es una iglesia doméstica, ¿quién es el pastor de ese rebaño?
Como es de imaginar, está claro que los pastores del rebaño
en ese caso son los padres de familia, Papá y mamá, ambos ejercen el gobiernos
de la casa.
Entonces por lógica los hijos son las ovejas, y los padres
son los pastores.
Con este juego de palabras, pretendía el padre, explicar la
postura que deben tomar tanto los papás como los hijos, es decir, los padres
deben procurar tener una responsabilidad ordenada, cuidar que sus hijos vallan
por el buen camino de la vida, velar que no se les acerquen personas malas que
puedan alejarlos del buen camino (lobos) velar que crezcan seguros de ellos
mismo, para que sean hombres y mujeres respetuosos, buenos y seguros.
Y la misión de los hijos, es respetar a sus padres, ver en
ellos un ejemplo, obedecer sus órdenes, respetarlos, amarlos. No es posible que
los hijos traten mal a sus padres, no puede ser posible que los hijos quieran
humillar a sus padres.
Procurar vivir como un rebaño, pues las ovejas siguen al
pastor, lo obedecen, lo conocen, y él las cuida y alimenta. No seamos como las
cabritas, que son necias y quieren tomar cada una su propio camino, dificultándole
el trabajo al pastor.
Procuremos obedecer a nuestros superiores, pues por medio de
la obediencia, vamos fortaleciendo muchas virtudes para el bien de nuestra
alma.
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