sábado, 3 de mayo de 2014

Caminando hacia la meta

La vida es una peregrinación en la que todos nos vemos inmersos, es muy cierto también que muchos no se dan cuenta del sentido de esta maravillosa vida, y consideran que la vida es un absurdo, que esta vida es vacía, que es mejor dar rienda suelta a los placeres pues no hay nada después de la muerte, incluso algunos dicen que la vida es como una lámpara que está encendida que al final se quema y desaparece.
Pero gracias a la revelación, sabemos que no es así, que la vida es bella, buena y justa, que es un caminar hacia la vida eterna, que si hay algo después de la muerte y que esa otra vida será la gloria.
La meta de la vida es la gloria de Dios, aquella gloria prometida por Jesucristo, la meta será aquel lugar donde ya no habrá miedo, ni cansancio, ni angustia, será aquel lugar en donde ya no tendremos sed y hambre, será aquel lugar donde ya no habrá sol, pues Dios ilumina  todo, esa es nuestra meta, hacia ahí caminamos.
Pero ciertamente que así como todo camino, hay retos, tropiezos, obstáculos, que ojo, no los pone Dios, sino el maligno enemigo que quiere hacernos tropezar y apartarnos de ese camino que nos lleva a Dios. Pero es ahí donde entra la gracia de Dios, pues también es muy cierto y muy notorio que en este caminar encontramos muchísimos momentos de paz, de alegría, de descanso y de felicidad.
Podemos decir que esa es nuestra vida, un continuo caer y tropezarnos, pero también un continuo levantarnos y continuar, no podemos dejar que los problemas que se nos presentan en nuestra vida nos alejen de esa meta a la que caminamos.
La verdadera meta de la vida debería ser la Santidad, pues es la vocación a la que estamos llamados todos, pero ciertamente no todos llegan a esta meta, pero esta la otra meta también que es la salvación y la vida eterna, depende del esfuerzo que pongamos durante el caminar, algunos apuntan a la santidad y la alcanzan pues claro está que Dios quiere que todos seamos santos, así como él es Santo, y al ver nuestro esfuerzo, Dios nos ayuda y nos va proporcionando herramientas para alcanzarla.
El gran problema de la actualidad es que las gentes no quieren cargar su cruz. Esta vida conlleva ir por el camino con la cruz a cuestas, esa cruz de las enfermedades, de los problemas, de las angustias, de las dificultades, si cargamos nuestra cruz con amor, así como Cristo cargo su cruz con amor, alcanzaremos la vida eterna, pero muchos pretenden llevar una vida light, es decir cómoda, placentera, sin problemas; pero el problema de esta vida es que abre las puertas al pecado y los vicios, pues solo buscamos nuestro propio placer, nuestra propia comodidad. Y es que esta es la trampa del pecado, plantear en primer plano algo simple y poco a poco va creciendo hasta caer en lo más hondo del pecado, rechazando incluso a Dios. 
Es así pues que caminar por esta vida es ir por el mundo siendo alegres y felices a pesar de nuestros problemas, es ir de la mano de Dios para no dejarnos vencer por las tentaciones del mal.
Esta vida nos lleva también a caminar con los otros, no podemos pensar que esto es una carrera en la que gana el vence al otro, ¡no es así! Todos somos hermanos y debemos ayudarnos mutuamente, si alguno se cae, es tarea mía ayudarle a que se levante. Este es el verdadero sentido de la vida Amar a todos, darse por completo al amor, para que nuestra vida sea como la de Cristo, que amo hasta el extremo, que dio la vida por nosotros. 
Procuremos pues caminar juntos hacia la meta de la vida eterna.

Anímate a ser un buen caminante y no permitas que las tentaciones del mal te alejen del camino que conduce a la vida eterna. 


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