La vida es una
peregrinación en la que todos nos vemos inmersos, es muy cierto también que
muchos no se dan cuenta del sentido de esta maravillosa vida, y consideran que
la vida es un absurdo, que esta vida es vacía, que es mejor dar rienda suelta a
los placeres pues no hay nada después de la muerte, incluso algunos dicen que
la vida es como una lámpara que está encendida que al final se quema y
desaparece.
Pero gracias a
la revelación, sabemos que no es así, que la vida es bella, buena y justa, que
es un caminar hacia la vida eterna, que si hay algo después de la muerte y que
esa otra vida será la gloria.
La meta de la
vida es la gloria de Dios, aquella gloria prometida por Jesucristo, la meta
será aquel lugar donde ya no habrá miedo, ni cansancio, ni angustia, será aquel
lugar en donde ya no tendremos sed y hambre, será aquel lugar donde ya no habrá
sol, pues Dios ilumina todo, esa es
nuestra meta, hacia ahí caminamos.
Pero ciertamente
que así como todo camino, hay retos, tropiezos, obstáculos, que ojo, no los
pone Dios, sino el maligno enemigo que quiere hacernos tropezar y apartarnos de
ese camino que nos lleva a Dios. Pero es ahí donde entra la gracia de Dios,
pues también es muy cierto y muy notorio que en este caminar encontramos
muchísimos momentos de paz, de alegría, de descanso y de felicidad.
Podemos decir
que esa es nuestra vida, un continuo caer y tropezarnos, pero también un
continuo levantarnos y continuar, no podemos dejar que los problemas que se nos
presentan en nuestra vida nos alejen de esa meta a la que caminamos.
La verdadera
meta de la vida debería ser la Santidad, pues es la vocación a la que estamos
llamados todos, pero ciertamente no todos llegan a esta meta, pero esta la otra
meta también que es la salvación y la vida eterna, depende del esfuerzo que
pongamos durante el caminar, algunos apuntan a la santidad y la alcanzan pues
claro está que Dios quiere que todos seamos santos, así como él es Santo, y al
ver nuestro esfuerzo, Dios nos ayuda y nos va proporcionando herramientas para
alcanzarla.
El gran problema
de la actualidad es que las gentes no quieren cargar su cruz. Esta vida
conlleva ir por el camino con la cruz a cuestas, esa cruz de las enfermedades,
de los problemas, de las angustias, de las dificultades, si cargamos nuestra
cruz con amor, así como Cristo cargo su cruz con amor, alcanzaremos la vida
eterna, pero muchos pretenden llevar una vida light, es decir cómoda,
placentera, sin problemas; pero el problema de esta vida es que abre las
puertas al pecado y los vicios, pues solo buscamos nuestro propio placer,
nuestra propia comodidad. Y es que esta es la trampa del pecado, plantear en
primer plano algo simple y poco a poco va creciendo hasta caer en lo más hondo
del pecado, rechazando incluso a Dios.
Es así pues que
caminar por esta vida es ir por el mundo siendo alegres y felices a pesar de
nuestros problemas, es ir de la mano de Dios para no dejarnos vencer por las
tentaciones del mal.
Esta vida nos
lleva también a caminar con los otros, no podemos pensar que esto es una
carrera en la que gana el vence al otro, ¡no es así! Todos somos hermanos y
debemos ayudarnos mutuamente, si alguno se cae, es tarea mía ayudarle a que se
levante. Este es el verdadero sentido de la vida Amar a todos, darse por
completo al amor, para que nuestra vida sea como la de Cristo, que amo hasta el
extremo, que dio la vida por nosotros.
Procuremos pues
caminar juntos hacia la meta de la vida eterna.
Anímate a ser un
buen caminante y no permitas que las tentaciones del mal te alejen del camino
que conduce a la vida eterna.
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