No le basto dar
su vida por nosotros, sino que quiso todavía quedarse sacramentado, para que le
recibamos y le comamos y así darnos su gracia y su amor.
Cristo, como
bien todos sabemos, (aunque algunos quieran negar esta verdad) está
verdaderamente con su cuerpo, alma y divinidad en la santísima Eucaristía,
aguardando en cada sagrario del mundo, para que nosotros, sus redimidos, nos
acerquemos a él, tan siquiera para verle; ¡pero ni eso!
Cuantas veces
pasamos delante de una iglesia y ni siquiera volteamos a ver a Cristo que está
ahí verdaderamente.
¿Cómo se siente
nuestro Señor?
¡Imagínatelo!
Él, que quiso quedarse por amor a nosotros, y nosotros que lo ignoramos.
¡Que ingratos
somos!
Él está ahí
dispuesto a darse por completo a ti, está dispuesto a darte todo su amor, el
aguarda para que te acerques a él para pedirle su ayuda. Él está ahí,
despierto, nunca duerme, está siempre dispuesto para ti, es solo que tú te
dejes amar por él.
En muchos
lugares esta Jesús sacramentado y lo tienen abandonado, con conopeos sucios,
sagrarios oxidados o apolillados. Pero lo más sorprendente es que digan que
esta así porque ¡Jesús es pobre! ¿Será que pobreza es sinónimo de suciedad? Yo
creo que no.
En cierta
ocasión presenciaba un debate de un grupo de personas que Vivian en una pobreza
extrema, contra un grupo de arquitectos que tenían a cargo la construcción de
un templo en una zona pobre. La discusión era la siguiente: los arquitectos
querían construir el templo igual que las casa de la localidad, hechas de
cartón y láminas, pero las gentes no querían aceptar esto, pues decían que como
era posible que la casa de Dios iba a ser de ese aspecto. Los arquitectos les
decían que así sería igual que sus casa, pero las gentes decían que no, porque
no le Ivana dar a Dios cosas feas, ellos decían que para Dios era lo mejor.
A pesar de su
pobreza, la gente quería un templo digno para Dios.
Es aquí donde se
ve el misterio de la fe, pues en los lugares sagrados, bien presentables,
limpios y ordenados, es mucho más fácil elevar el alma a Dios.
No dejes que
Nuestro Señor se quede solo, visítalo cada vez que puedas, no dejes que te gane
la pereza, busca a Jesús, él está ahí esperando por ti, no es necesario que le
digas grandes discursos, basta solo con que lo visites aunque no le digas nada,
él te bendecirá abundantemente si tú te acercas a él.
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