lunes, 28 de abril de 2014

¿Muerte? ¿Dónde está?


Con la resurrección de Cristo fue destruida la muerte.

Cuando hablamos de la resurrección de Cristo, estamos hablando de una fiesta, de una alegría y de una esperanza.

Hablamos así de la fiesta de la vida, pues estamos llamados a ser alegres, felices, con esperanza.

Todo esto proporciona la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, pues con su muerte y resurrección, fue destruida la muerte, esa muerte que nos alejaba de Dios, esa muerte oscura que fue provocada por el pecado de nuestros primeros padres, esa muerte que no dejaba a las almas justas gozar de Dios.

Pues bien con la resurrección de Cristo esto acabo, y ahora ciertamente morimos en la carne pero no en el espíritu, y por ello podemos gozar de Dios.

Por esta razón es que la Iglesia nos invita constantemente a no estar tristes, a no ser cristianos amargados, sino todo lo contrario, pues tenemos la dicha de ser hijos de aquel que nos ama tanto que dio la vida por nosotros.

Vive una vida buena, ser cristiano no significa ser aburridos, ser cristianos es ser alegres, llevar la alegría de la resurrección a todos, sin despreciar a nadie.

Procura pues que tu vida se valla encaminando a la alegría de Cristo y demuéstralo a todos con tus obras. 




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