Con la resurrección de Cristo fue
destruida la muerte.
Cuando hablamos de la resurrección de
Cristo, estamos hablando de una fiesta, de una alegría y de una esperanza.
Hablamos así de la fiesta de la vida, pues
estamos llamados a ser alegres, felices, con esperanza.
Todo esto proporciona la resurrección de
Nuestro Señor Jesucristo, pues con su muerte y resurrección, fue destruida la
muerte, esa muerte que nos alejaba de Dios, esa muerte oscura que fue provocada
por el pecado de nuestros primeros padres, esa muerte que no dejaba a las almas
justas gozar de Dios.
Pues bien con la resurrección de Cristo
esto acabo, y ahora ciertamente morimos en la carne pero no en el espíritu, y
por ello podemos gozar de Dios.
Por esta razón es que la Iglesia nos
invita constantemente a no estar tristes, a no ser cristianos amargados, sino
todo lo contrario, pues tenemos la dicha de ser hijos de aquel que nos ama
tanto que dio la vida por nosotros.
Vive una vida buena, ser cristiano no
significa ser aburridos, ser cristianos es ser alegres, llevar la alegría de la
resurrección a todos, sin despreciar a nadie.
Procura pues que tu vida se valla
encaminando a la alegría de Cristo y demuéstralo a todos con tus obras.
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