En esta segunda parte
sobre la reflexión del Santo Evangelio del Domingo 4to de cuaresma,
veremos el otro aspecto que Cristo resalta.
La segunda reflexión es no emitir juicios sin fundamento.
Cuando los discípulos vieron al ciego le preguntaron «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que
haya nacido ciego?»
Como vemos rápidamente
emiten un juicio sin tener un fundamente, pues a ellos no les constaba que es estuviese
así a causa de un pecado, a lo que
Cristo responde, «Ni él pecó ni sus
padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios. »
Bien ¿qué nos deja esta reflexión?
Muchas veces nosotros
emitimos juicios erróneos, difamando a alguien, criticando, chismorreando, y no nos
ponemos a pensar en la gravedad de nuestras palabras, muchas veces somos
capaces de incluso destruir hogares a causa de una habladuría, botamos la reputación
de alguien por un comentario, en fin somos tan crueles con nuestro prójimo que
no nos importan las consecuencias.
Cristo nos invita a amarnos. No podemos decir cosas que no
son ciertas de alguien, pues como seria eso que decimos amar a Dios y nos
odiamos entre nosotros mismos, seria una gran incoherencia ¡verdad! Pues bien
ahora que estamos en tiempo de reconciliación, de abstinencia, en busca de una conversión,
procuremos ir mejorando estos malos aspectos que manchan nuestra alma.
Empieza cambiando cosas pequeñas en tu vida y fortalécete
con la oración, aliméntate con la Eucaristía y veras como poco a poco iras
mejorando y saliendo del pecado a la gracia.
Dios en su infinita misericordia nos perdona nuestra culpa,
pero no es justo que no pongamos nada de nuestra parte.
Esmérate por ser un
buen cristiano, busca la gracia de Dios a cada momento, arriésgate a ser una
luz en medio de tanta oscuridad.
Procura que esta cuaresma no pase sin dejar un cambio en ti.
Anímate a ser un buen cristiano.
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