Estaba la Madre dolorosa al pie de la cruz.
Contemplar a María Santísima, tan llena de
dolor, sufriendo grandes dolores por la muerte del Señor, es realmente una
invitación a todos nosotros para reflexionar sobre nuestra vida.
Cristo padeció y murió por nosotros y
durante este suplicio María Santísima estuvo siempre con él.
Ella como buena Madre, siente y padece lo
que le hacían a su amado hijo.
Ella al pie de la cruz, no le
importó que posiblemente corría riesgo, ella estaba ahí, incluso más
valiente que los santos apóstoles.
En éste viernes de dolores, en que
recordamos el sufrimiento de nuestra Santa Madre, pidámosle a Dios que nunca
nos falte el auxilio maternal de María Santísima.
Recordar a Nuestra Señora al pie de la cruz,
nos hace también recordar el gran regalo de Nuestro Señor. Pues ahí en la
cruz fue donde Jesús nos la dio como Madre.
Dejemos en las manos de María
Santísima, pues ella como buena madre, nos cuidará y nos llevará seguros
hasta Dios.
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