domingo, 15 de junio de 2014

La tolerancia

Ser tolerantes no significa dejar que otros hagan lo que quieran.
Ser tolerante es convivir en armonía, respetando las posturas de los otros pero sin dejar que me influyan a mí.

Convivir es interactuar de una manera sana y agradable con otros. Podemos hablar de un medio de santificación,  pues en medio de la convivencia daremos testimonio de nuestra vida cristiana. 

Pues en medio de la tolerancia vamos ofreciendo pequeños sacrificios que nos permiten ir purificando nuestra vida.

Muchos hablan que la tolerancia es dejar que otros influyan en nosotros,  y vemos que la cosa no es así,  sino simplemente tratar de llevar las cosas de una manera armónica pero conservando siempre nuestra postura y nuestra personalidad. 
Un cristiano ante todo debe ser aquel que ama a todos sus hermanos,  pero que los corrige con amor cuando les ve en malas andadas.

Buscar siempre la santidad, buscar siempre lo bueno. Ese es nuestro ideal, no por creernos mejores o porque pensemos que los demás son una basura. Sino porque en lo bueno y en lo santo esta la verdadera felicidad.

Pero este ideal no lo debemos buscar solos, es deber nuestro invitar a otros a buscarlo,  enseñarles con nuestro ejemplo de vida, y esto entonces nos compromete a ser mejores cada día. 

Procuremos pues buscar siempre a Dios en todo lo que hagamos, y pidámosle que nos ayude a descubrirlo en nuestros hermanos. 


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