martes, 21 de octubre de 2014

La persona humana Desde la perspectiva filosófica de Karol Wojtyla

Quiero compartir este pequeño ensayo sobre el personalismo.  Espero les agrade.

Karol Wojtyla, de origen Polaco, inicia su carrera filosófica, desde un plano meramente vivencial. Debido a la trágica experiencia en la que se ve envuelto, primero por la pérdida de su madre, y luego envuelto bajo los regímenes totalitaristas que afectaban Polonia. Wojtyla es testigo ocular de diversos abusos hacia la persona humana, siente el dolor de perder a un ser querido, pero también experimenta muy cercanamente el dolor de los abusos físicos, psicológicos y espirituales que sufrían sus compatriotas a causa de los regímenes totalitaristas.
Esto lógicamente, conlleva que la perspectiva de Wojtyla, se viera trasformada, puesto que no era posible que las personas fueran esclavizadas y abusadas, tanto físicamente, como emocionalmente. Simplemente no podía ser así.
A todo esto, Wojtyla, se va interesando con mayor esfuerzo en una filosofía personalista, puesto que considera que ante todo el hombre no puede experimentar lo exterior, sin antes experimentarse a sí mismo (conf. K. Wojtyla, persona e atto, en id, Metafísica de la persona)
Esto conlleva entonces al gran Karol Wojtyla a preguntarse sobre la importancia de la Perona humana, se interesa sobre todo en su dignidad, pero siempre hablando de la libertad, puesto que considera a la persona humana ante todo como como un sujeto y no como un objeto.
Ahora bien, si la persona es un sujeto, esto conlleva entonces a afirmar su libertad, puesto que si es un sujeto pensante, es capaz de darse cuenta de sus actos, es capaz de reír o llorar, gozar o sufrir, conocer o querer. Es aquí, precisamente donde Wojtyla habla de la conciencia, pues es ella la que permite al hombre darse cuenta que hace estos actos, no es ella la que los ejerce, si no únicamente permite a la persona fijarse que los ejerce. Es ahí entonces donde entra en juego la libertad del hombre, puesto que este se da cuenta de que, es lo que puede y no puede hacer, está en su disposición, es suya la intensión, depende de él si lo ejerce o se niega, es así que también entra en juego la autodeterminación pues dice Wojtyla «El hombre no es libre solo porque pueda elegir, el hombre es libre fundamentalmente porque es dueño de sí mismo. Se auto posee y por lo tanto puede auto determinarse» (La Filosofia personalista de K. Wojtyla. Pp. 133)
Pero la persona no solo goza de libertad, sino también goza de una parte muy importante, que es  el tema del cuerpo, puesto que anteriormente se había hecho a un lado esta parte de la persona, focalizándose únicamente en el alma, por lo que Wojtyla dirá; que el cuerpo no solo es parte de la persona, sino que sobretodo es un dominio, una posesión, pero aclara que no al modo de un objeto, sino al modo en que la persona se posee a sí misma, es decir que la persona no posee un cuerpo, sino que es cuerpo. Con esto Wojtyla eleva la dignidad del cuerpo, pues se comprende ahora que la persona está compuesta de alma y cuerpo y que sin uno de los dos, simplemente no sería persona humana.
Con esto nos introducimos al tema de la naturaleza, pues desde ella es posible hablar de una libertad limitada, sí, limitada por la misma naturaleza humana, pero también se es posible habla de un valor; pero no un valor como el de los objetos, sino un valor en torno al sujeto, y a esto dirá Wojtyla que; el valor único de la persona es sobretodo su dignidad, puesto que el hombre es en la tierra la única criatura que Dios ha querido a tal extremo de dar a su único hijo por ellos. El hombre es también la única criatura en la cual Dios ha impreso su  imagen y semejanza, confiriéndole una dignidad incomparable. (Cfr. Centesimus annus, n. 44). Con esto nos introducimos al gran tema del respeto, puesto que si la persona es imagen de Dios, merece respeto, y es aquí donde Wojtyla nos habla sobre el respeto en el trabajo, el respeto del cuerpo, entre otros muchos.
Es por ello que uno de los intereses fundamentales de Wojtyla es sobre todo el respeto a la persona humana. Durante todo su pontificado se encargó de velar por los derechos de la personas, por los cuidados ambientales, por los cuidados hospitalarios, entre otros muchos,  pues en todos ellos se ve involucrada la persona humana, y es así que gracias a su interés, la Iglesia brinda nuevos aires de paz a los hombres y mujeres de buena voluntad.
En conclusión, la filosofía personalista de Wojtyla, fue una escala a lo largo de su vida, pues gracias a su experiencia con el dolor, se va sensibilizando a tal punto de llegar a defender a costa de todo, la dignidad de las personas. Matiza la importancia de los cuidados de la persona en su totalidad, es decir desde la parte espiritual (alma), hasta los cuidados del cuerpo, hablando de sexualidad, pudor, entre otros.
Gracias a ello, hoy en día nuestro conocimiento de la dignidad de las personas, se ve más enriquecida, pues descubrimos la importancia que posee la persona como tal. Y es así que la persona  deja de ser un objeto de trabajo, y pasa a ser un sujeto libre y auto determinado.
Se descubre con ojos nuevos que la persona es imagen y semejanza de Dios y que por lo tanto es digna de respeto. Se bota todo aquello que esclavice y tiranice a la persona, pues se comprende ahora que tanto el uno como el otro valen lo mismo, pues gozamos de una misma naturaleza, una naturaleza humana, que nos hacer ser personas, únicos e irrepetibles. 

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