En la medida en que nos vamos adentrando a
la experiencia de la vida; los seres humanos descubrimos formas y medios por
los cuales podemos hacer de eta vida una experiencia de alegría. A pesar de los
problemas, las dificultades, las tristezas y las angustias que de una o de otra
circunstancia se presentan en nuestras vidas, somos capaces de transformar eso
negativo que nos hace vivir desanimados, en una experiencia de alegría.
Especialmente los
cristianos estamos llamados a vivir alegres, ¡debemos estar alegres! Puesto que
no podemos estar tristes ya que nuestra alegría es el Señor, Jesucristo es la
fuente de nuestra alegría y por lo tanto en el debemos encontrar paz,
sostenimiento, consuelo, esperanza pero sobretodo es en El en donde bebemos de
la fuente abundante de su gracia que nos hace estar de pie y alegres en esta
maravillosa experiencia que es la Vida.
Muchas veces nos sentimos abatidos,
hundidos, desanimados e incluso abandonados por Dios, sentimos que ya no se
puede más. Pero es ahí, en ese momento cuando debemos acercarnos con más intensidad
de Aquel que es la fuente abundante de la alegría. Buscar el sagrario debe ser,
no una medida de refugio momentario, sino un encuentro con aquel que lo es todo
para nuestras vidas.
Busca a Jesús sacramentado en todo
momento, no te alejes de Él, no lo abandones, no permitas que tus fuerzas
decaigan, renueva tu alegría si es posible todos los días, con una visita al Jesús
sacramentado. Ahí está nuestra fuerza, ahí está nuestra alegría, ahí está
nuestra esperanza. Búscalo y vive esta maravillosa vida como un verdadero
cristiano; ¡Alegre!
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