Ayuno Oración y penitencia
Cuaresma 2022
"Entonces los discípulos se acercaron a Jesús y le
preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos echar a ese demonio?»
Jesús les dijo: «Porque ustedes tienen poca fe. En verdad les digo: si tuvieran
fe, del tamaño de un granito de mostaza, le dirían a este cerro: Quítate de ahí
y ponte más allá, y el cerro obedecería. Nada sería imposible para ustedes.
(Esta clase de demonios sólo se puede expulsar con la oración y el
ayuno).»"
(Evangelio según San
Mateo, 17, 19 – 21)
La cuaresma es el tiempo oportuno para acercarnos mas al Señor, al Dios de la Misericordia, al Dios del perdón. Es el tiempo para perdonar y pedir perdón, pero también el tiempo para perdonarnos a nosotros mismos; Dios nos perdona, nos ama por eso nos perdona, dejemos nosotros que ese amor infinito de Dios transforme nuestra vida y nos haga gozar de las dulzuras celestiales, por medio de su Gracia.
Ahora que nos encontramos en este tiempo cuaresmal, es
ocasión pertinente para preguntarnos sobre ¿Cómo andamos en nuestra fe? Puesto
que la fe será el medio por el cual dejemos actuar la Gracia de Dios en
nosotros; esa fe que debe ser solida y firme en el Señor, una fe fuerte y bien
cimentada en el Señor.
«¿Por qué nosotros no pudimos echar a ese demonio?» también
nosotros nos encontramos ahora con algunos “demonios” que no son fácil de sacar
de nuestra vida, la lujuria, el odio, el rencor, las pasiones desordenadas, las
envidias, los chismes… que atacan nuestra vida y nos hacen infelices,
desdichados, que nos corrompen en el egoísmo y la soberbia, y nos hacen ser
malos y perversos en nuestro actuar. Estos “demonios” deben ser expulsados de
nuestra vida, pero al igual de los discípulos, nos preguntamos ¿Por qué no
pudimos sacarlos? Aunque luchamos, nos confesamos, y ¡nada! Siguen ahí, sigue
creciendo, ¡cada ves peor!
«Porque ustedes tienen poca fe» esa es la razón, la
“fe” sin fe no podemos, la fe es la clave, la fe nos permite gozar de Dios, la
fe nos acerca a Dios, por la fe somos salvados: porque esa fe mueve a toda la
persona, la orienta al bien, a la verdad al buen obrar y a la salvación.
En esta cuaresma procuremos entonces acrecentar nuestra fe
en Dios, las practicas cuaresmal (oración, ayuno y penitencia) nos permitirán ese
encuentro con el Señor de la fe, con Cristo que nos llama a confiar y a creer
en Él. No desaprovechemos estas herramientas que se nos brindan durante este
tiempo cuaresmal, no aguademos nuestra fe, queriendo mal entender las practicas
penitenciarias que purifican el alma y la fortalecen y sobe todo que nos
acercan mas a Dios.
La oración el ayuno y la penitencia serán la clave: «Esta
clase de demonios sólo se puede expulsar con la oración y el ayuno» puesto
que son la clave de la fuerza espiritual, deben ser atendidas con mayor interés
en nuestra vida, “más ahora” pues hay poca fe, la gente ya no cree, no confía en
Dios, viven una fe superflua, alejada de la realidad, buscando solo como acallar
su oscura conciencia mediante practicas vacías de una falsa religiosidad; se
conforman con cargar la procesión pensando que solo con ello serán perdonados, “eso
no es así” va mas allá, si no hay conversión, si no hay arrepentimiento, si no
hay propósito de enmienda y decisión para ya no seguir en las mismas, todo seguirá
igual. ¡Que triste una fe así!... pidamos al Señor que en esta cuaresma seamos
diferentes, que cambiemos de vida, que busquemos el bien, que nos alejemos de
lo malo, de los vicios, de los desordenes morales, de la corrupción de la vanidad,
de la avaricia, en fin, de todo aquello que aleja a la persona de Dios.
Hagamos nuestras las palabras de la invitación cuaresmal:
¡conviértete
y cree en el Evangelio!
Vivamos con fe este tiempo, con esperanza y sobre todo con
caridad, haciendo nuestras las palabras del Evangelio, viviendo según nuestra
fe, amando como el Señor nos ha mandado y buscando siempre nuestra Santidad.
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