El evangelio para este tercer domingo de Pascua nos presenta la aparición de Jesús a sus Apóstoles, (leer aquí el evangelio). ¡Nos recalca la importancia de Jesucristo en nuestras vidas!
Cristo lo es todo para nosotros, solo en Él tiene sentido nuestra vida, solo en Él somos verdaderamente personas.
A ejemplo de los Apóstoles que después del escándalo de la Cruz, pierden toda esperanza y vuelven a su antigua vida.
Sin Cristo no tiene sentido la vida, somos infertiles, estamos vacios, al igual que aquellos hombres perdemos la esperanza y nos abandonamos a nuestras propias fuerzas, y que como es de esperar son inútiles e infecundas.
Pero aquí viene lo extraordinario, Dios sale siempre a nuestro encuentro, nos ama tanto que nos busca, no nos deja solos; Jesús llego hasta ellos y les preguntó como iba la pesca, les ayuda, les devuelve la esperanza y los anima.
Jesucristo el Señor nos quiere con Él, no de un modo egoísta, sino porque nos ama tanto que nos quiere inundar de amor. Estar con nosotros, comer con nosotros, vivir con nosotros. Y por eso termina este trozo del evangelio diciendo "sígueme" nos invita a seguirle amandonos entre nosotros, nos invita a seguirle sirviendo a los demas, nos invita a seguirle siendo como Él a tal punto de donarnos por completo como Él se entregó.
Vivamos nuestra fe, demos testimonio de nuestra fe, pero sobretodo compartamos nuestra fe, siendo cristianos de los buenos, que cometen errores pero que los enmiendan, que fallan, pero que se corrigen, que caen y que se levantan, que viven cada día con miras al encuentro con Dios. Que viven su fe en donde estén. Seamos cristianos hijos de Dios, hijos del Bien que hacen el bien, hijos del Amor, que viven el amor.