miércoles, 16 de julio de 2014

Consagración a la Virgen del Carmen

Virgen del Carmen, oh Madre mía, me consagro a Tí, 
    y confío en tus manos- mi existencia entera.
   Acepta mi pasado con todo lo que ha sido.
   Acepta mi presente con todo lo que es.    Acepta mi futuro con todo lo que será.

   Con esta total consagración     te confío cuanto tengo y cuanto soy,     todo lo que he recibido de tu Hijo Sacratísimo    y de tu Esposo Santísimo.    Pongo en tus manos mi libertad, mis ansias y    mis temores,-mis esperanzas y mis deseos,    mis tristezas y mis alegrías. 


  Cuida de mi vida y todas mis acciones para que     sea más fiel al Señor Trino y Uno,     y con tu ayuda alcance la salvación.    mi cuerpo y mis sentidos,    para que sean puros siempre   y me ayuden en el ejercicio de las virtudes.    las tentaciones del mundo,-     de la carne, - y de Satanás.

     Hazme participar  de una santidad- similar a la tuya;    vuélveme conforme a Jesucristo,- ideal de mi vida.     para que me ayudes- a no envejecer en la Fe.    como has amado Tú,- y como Jesús quiere que se ame.    para que en tu Corazón- encuentre seguridad,     - sostén y luz- en cada instante de mi vida.    me empeño en seguir tu vida     de humildad,- mansedumbre,- y pureza.    
Acepto las renuncias y los sacrificios     que esta elección conlleva y te prometo   con la gracia de Dios y con tu ayuda 
   ser fiel al empeño tomado.
   ser fiel al empeño tomado.    ser fiel al empeño tomado.


   Soberana de mi vida y de mi conducta,     dispón de mí- y de todo lo que pertenece     para que camine siempre en el Evangelio    bajo tu guía, oh Estrella del Mar.


   Madre Santísima del Redentor,    soy todo tuyo, - oh Virgen del Carmen,    y a Ti quiero  unirme ahora y siempre     para adorar a Jesucristo, - junto a los Ángeles     y a los Santos, ahora y por los siglos de los siglos.


Te confío mi inteligencia, - mi voluntad y mi corazón.

Te confío, Oh gran Señora, 
Te confío mi alma, para Tú la preserves de
Te confío mi entusiasmo- y el ardor de mi devoción
Te confío mi capacidad  y ganas de amar
Te confío mis incertidumbres y mis angustias, 
Con esta consagración 
Oh, Madre de todos los hombres, 
Oh Reina del Cielo y de la Tierra,
Amén.

Sentimiento de culpa

Les ha pasado  que cuando van llevando bien las cosas, procuran hacer todo lo mejor posible, se preocupan de quedar bien con todos, haciendo bien las cosas, y de repente cometen un error, surge un sentimiento de culpa que embarga toda la personalidad, llevándolos a una etapa de bajón, de crisis.

Es normal incluso natural que nos sintamos muy mal por haber cometido algún acto que afectara a los demás, o incluso algún gesto y palabra, que sin querer las dices.

Pues bien son cuestiones normales en nuestra psicología, pues ese sentimiento de culpabilidad, es como una autodefensa de la persona.

Lo importante de todo esto es que no dejes las cosas así, procura buscar una solución favorable, que remedie esas cosas malas que hayas cometido, pide perdón si es necesario, recompensa sustituyendo lo malo por lo bueno.

No dejes que ese sentimiento de culpa te robe la paz. En esos momentos de decaimiento, procura acercarte mas a la oración y pídele a Dios que te de fuerzas para poder superar esas crisis que has adquirido. 


martes, 15 de julio de 2014

La tormenta de la vida


     Quisiera comentar sobre este tema que es muy constante en la vida de algunas personas. Aunque se contraponga al nombre de mi blog pues este se llama SIN TEMOR A LA TORMENTA, y ahora hablare sobre la tormenta de la vida. ”el que tenga oídos que oiga”

Muchas veces en nuestra vida encontramos pequeñas tribulaciones que nos hacen tambalear en nuestra vida social, espiritual y afectiva.

A estas turbulencias yo le llamo tormentas espirituales, pues me gusta imaginar aquella escena en la que los apóstoles iban en la barca y los sorprende una tormenta, ellos asustados, acuden al Señor y lo despiertan, para que los auxilie. (San Mateo 8,23-27)

Igual pasa en nuestras vidas, Jesucristo se encuentra siempre a nuestro lado, y nos atemorizamos con cualquier pequeño movimiento que tenemos en nuestra vida.

Esas tormentas que sacuden nuestra vida espiritual y que se ven reflejadas en nuestra vida social y afectiva.

Es un momento muy difícil pues cada persona siente que sus problemas son los más difíciles. Muchas veces nos ahogamos en un vaso de agua, y hasta incluso somos capaces de traicionar a los más cercanos. «Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba, que compartía mi pan, es el primero en traicionarme.» Salmo. 40.

Cuando nos veamos asechados por estas tormentas en nuestra vida, pidámosle al señor que nos conceda mucha fe, que nos ayude a confiar en El, que podamos verle, que lo podamos descubrir. Y así se aclarara la oscuridad que nos cubre en esos momentos.




lunes, 14 de julio de 2014

Los desiertos espirituales

Hay momentos en la vida en que el alma se siente lejos de Dios, y hasta incluso podemos pensar que Dios se a alejado de nosotros.

Sentimos muchas veces que no valemos nada, que nuestra vida es un sin sentido, y que es mejor si no existiéramos.

A estos momentos le llamamos DESIERTOS espirituales, son faces en las que la personas se sienten de bajón, es decir sin animo de nada, incluso algunos caen en una depresión barbará que los lleva a una crisis emocional alta.
Este desierto espiritual nos lleva a abandonar la oración, a darle rienda suelta a las comodidades, consintiendo el ocio, etc. 

Bien dirá San Ligorio, en su libro de la Práctica del amor a Jesucristo, hablando sobre la tibieza, que es muy común en los desiertos espirituales:

«Conviene advertir que hay dos clases de tibieza: una inevitable y otra evitable. La inevitable es aquella de la cual ni los mismos santos se han visto libres; y ésta abarca todos los defectos, en que caemos, sin plena voluntad, sino solamente por humana fragilidad. Tales son las distracciones en la oración, las inquietudes interiores, las palabras ociosas, la vana curiosidad, el deseo de figurar, el gusto en el comer y en el beber, los movimientos de la concupiscencia, no reprimidos en seguida, y otros parecidos. Hemos de evitar estos defectos, en la medida de lo posible; mas, por causa de la debilidad de nuestra naturaleza infestada por el pecado, es imposible evitarlos todos. Pero hemos de aborrecerlos, después de haberlos cometido, porque son desagradables a Dios; mas, según ya hemos advertido en el capitulo precedente, hemos de procurar no inquietarnos por ellos. San Francisco de Sales escribe estas palabras: Todos los pensamientos que nos causan inquietud no son de Dios, que es el príncipe de la paz, sino que siempre provienen del demonio o del amor propio o de la estima de nosotros mismos.»

Otro factor muy común en estos desiertos, es el consentimiento, pues por el hecho de sentirnos de bajón, pretendemos justificar nuestras faltas con la pero escusa, y así consentimos muchas cosas que en ves de ayudarnos a salir de ese desierto, mas nos hunden en él.

Bien pero ahora la pregunta clave de todo esto: ¿Qué hacer? Pues bien  cuando te veas inmerso en estos desiertos, recuerda que no importando lo muy mal que te sientas, no descuides tu oración, por nada del mundo, cambies tu oración, mantente constante, aunque lógicamente te será mucho mas difícil, pero la oración es la clave para salir de esos desiertos.

Procura también participar si se te es posible todos los días en la Santa Misa, procura comulgar con más frecuencia, pero sobretodo acércate a la Confesión mas seguido.

No dejes que ese desierto te aleje de Dios, El esta ahí siempre a tu lado, es solo cuestión que te des cuenta.

Carrera muy larga
Es la de este suelo,
Morada penosa,
Muy duro destierro.
¡Oh dueño adorado,
Sácame de aquí!
Ansiosa de verte
Deseo morir.

(Snta. Teresa de Avila)


jueves, 10 de julio de 2014

La alegria de los cristianos

¿Que es la vida cristiana?

En varios artículos he escrito sobre la coherencia de vida, en varias ocasiones he hablado sobre la vida cristiana, más ahora quisiera hablar sobre como llevarla a la practica.

Ser cristiano hoy en día,  es un gran reto, pues es como nadar contra corriente,  ya que un cristiano es como una ofensa para aquellos que quieren llevar una vida desvalorizada y liberal. 

Un cristiano es todo lo contrario,  pues esta invitado a vivir rectamente pero sobre todo,  a vivir alegre. 

Esa alegría que no se encuentra en los placeres,  en los lujos,  sino en la alegría que viene de Cristo. 

¡Esa es la verdadera alegría! 

Pero claro, muchísimas personas hablaran en contra y dirán  que eso es puro invento de la religión. 


¡Pobre de ellos! 

No conocen esa alegría, ignoran esa paz que viene de Dios. No comprenden ese amor desinteresado que lleva a los cristianos incluso a dar la vida por la fe.  Es una alegría tan grande, tan maravillosa, tan confortante que mueve a las almas a un abandono radical en Dios.


Anímate a descubrirlo, a experimentarlo, ¡no tienes nada que perder!  Al contrario, ¡ganaras muchísimo!

miércoles, 9 de julio de 2014

¿Qué estas dispuesto a dar?

Cuando nos ponemos a pensar en todo lo que recibimos de la misericordia de Dios, comprendemos que no somos dignos de tan grandes cosas. Por ejemplo el don de la vida, la salud, los alimentos. Y aunque algunos dirán, pero eso lo consigo con mi esfuerzo.

Si claro esta que con nuestro esfuerzo somos capaces de conseguir lo necesario para sobrevivir, pero la mano de Dios se ve involucrada siempre en nosotros, en esas pequeñas cosas que algunos llaman suerte, coincidencia, etc.

Dios vela siempre por nosotros, no como un guardia vigilante que nos apresa cada ves  que nos equivocamos, sino como un padre amoroso que vela para que  a sus hijos nos les pase nada malo, y que los guía y orienta.

¡Así es Dios con mostros!

Ahora bien, que tanto hacemos nosotros por Dios, por ese padre amoroso que nos cuida y nos orienta por el bien.

Podríamos pensar que Dios no necesita nada, y pues claro esta que es así, pero es parte de nuestra naturaleza el ser agradecidos. Pero ¿Qué darle a Dios?

Dios no nos pide cosas, no nos pide dinero, no nos pide sacrificios de animales, o cuanta cosa se nos ocurra. Dios nos pide amor. Amarnos a nosotros, amarnos nosotros para amar a los demás, eso complace a Dios.

La fe en El para no alejarnos de sus manos paternales.

La esperanza en El,. Pues en el esta asegurada nuestra vida.

Y sobretodo la caridad que nos mueve a amar desinteresadamente.

Esto es lo que le podemos dar a Dios, nuestra buena vida, nuestro amor, amándonos entre nosotros. Pero también ofrécele tus pecados, tus limitaciones, déjaselos a El, pues el nos ama tanto que nos dará la gracia para ir venciendo esas dificultades, y así cada ves cometer menos faltas.


Anímate a ofrecerle al señor tu vida completa, con sus cosas buenas y malas, y veras como El transformara tu existir. 

martes, 8 de julio de 2014

Ser santos en medio de lo ordinario


La santidad es un don de Dios, al cual todos estamos llamados. La santidad en la vida cotidiana, consiste en vivir donde te toque vivir, ya sea en tu casa, en una escuela, en una oficina, en una empresa, no importa donde te muevas, donde te desenvuelvas, ahí, ahí es donde te santificaras, llevando a la oración tu trabajo. 

ofrecer todas tus actividades, tus sacrificios, tus luchas, y ofrecérselas a Cristo, como propìoaciacion de tus pecados y por los del mundo entero. 

El amor consiste en soportar


«Soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección». Colosenses 3, 13

Muchas veces pretendemos ser los únicos importantes en nuestro entorno, pero para conseguir esto no nos importa pisotear al que esta a nuestro lado, o quizá por el afán de sobresalir en un puesto, criticamos y lastimamos a otros, con tal de ser siempre los primeros. 

En muchas ocasiones decimos ser cristianos, pero ¿realmente vivimos como tal? O simplemente hacemos la pantalla que lo somos para aplacar nuestra torcida conciencia.

Ser cristiano es precisamente lo que leíamos al inicio de este artículo. AMAR, pues solo el que ama, es capas de soportar, solo el que ama, es capas de servir, y solamente el que ama es capas de perdonar.

Lo que ocurre en nuestros días es que hemos tergiversado el amor, y estamos acostumbrándonos a entender el amor como algo meramente pasional y carnal, cosa que no es cierto, pues eso es una consecuencia del amor, no es el mero amor.

Los cristianos estamos llamados a amar, pues nuestro hermano mayo “Cristo” nos enseño con vivo ejemplo que es el amor. («No hay amor mas grande, que aquel que da la vida por sus amigos») Juan. 15, 13.

Y si el amor cristiano consiste en soportar, en perdonar y en servir, por qué no lo hacemos, si no más bien hacemos todo lo contrario. Criticamos a los otros, hablamos mal de los otros, levantamos calumnias, no perdonamos, no servimos, etc.…

Jesucristo nuestro hermano, nos invita a amar desinteresadamente, nos llama a imitarle en el amor («que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros») Juan 13, 34

Procuremos vivir coherentemente y tratemos de ser valientes en la fe, no dejándonos llevar por posturas y corrientes que nos quieren alejar del camino de Dios.

Los ejercicios espirituales

Quisiera contarles sobre la experiencia del retiro anual que tenemos en el seminario, que este año fue predicado por el Padre Germán Arana, sacerdote jesuita de la compañía de Jesús.

El retiro dio inicio el día 22 de Junio y culmino el día sábado 28. Fue una semana muy intensa de talleres, de oración, el día comenzaba con la oración personal, luego rezábamos el oficio de Laudes, en seguida teníamos un tiempo de oración personal y luego nos disponíamos a pasar al comedor a desayunar. 

Luego del desayuno, seguíamos con la instrucción para la oración del día. El padre Germán, iba tratando temas que favorecían la vida espiritual de cada uno de los seminaristas, estos temas fueron tan variados, hablando desde la oración hasta el celibato. 

Este tema en especial me intereso muchísimo pues hay quienes que dicen que el celibato es impuesto por la iglesia, cosa que no es cierta, pues cuando una persona se dispone a ingresar al seminario, esta consiente que renuncia a una vida conyugal, renuncia a una familia, y cumple el evangelio. (Dejar padre y madre por mí). 

En fin esta experiencia de vivir estos ejercicios espirituales, fue de mucha ayuda para cada uno de nosotros, pues nos ayudaron a reflexionar sobre nuestro compromiso en la iglesia.

A la ves quisiera invitarles a ustedes a que busquen un tiempo de oración, alejarse por un tiempo y dedicarse solo a la oración, es de muchísima ayuda para todos. Anímate a alimentarte de la oración y veras como se fortalecerá tu fe.